✨ Less is Now
desarrollo personal
Hace poco vi el documental Less is Now y me sentí completamente identificada con el concepto del minimalismo. Es algo que llevo aplicando en mi vida desde hace años, aunque sin ponerle un nombre concreto. Todo comenzó cuando me mudé sola a mi estudio en Argentina. Desde entonces aprendí a vivir con lo justo, con lo que realmente necesito. Y cuando me mudé a Italia con solo dos maletas, ese concepto se volvió una regla.
En los últimos diez años no paré de moverme. Viví con el cambio como algo permanente, y eso me obligó, casi sin darme cuenta, a ser minimalista. Y lo amo.
Hoy, aunque llevo casi cinco años en el mismo piso, sigo con ese chip de no acumular. Sin embargo, hace tiempo empecé a notar que había cosas en casa que ya no uso: objetos que solo ocupan espacio o acumulan polvo, vajilla rota que ya no tiene sentido guardar. Así que me puse manos a la obra.
Decidí hacer el reto de los 30 días: cada día, tirar, donar o regalar al menos un objeto que ya no use. Apenas voy por la primera semana y ya he sacado un montón de cosas. Se siente increíble. Más que liberar espacio, siento que me estoy liberando yo. Me siento liviana y, sobre todo, agradecida. Agradecida por lo que tengo, por lo que realmente uso y porque además sé que esas cosas que ya no necesito ahora pueden ser útiles para otras personas.
Esta idea no se queda solo en mi casa. Incluso cuando compro algo nuevo, como ropa o cualquier otra cosa, siempre me deshago de algo viejo a cambio. Es un equilibrio que me ayuda a mantener el foco en lo esencial.
Y el minimalismo no es solo sobre objetos o el orden en casa. Con los años, he aprendido a aplicarlo también en otras áreas de mi vida. Menos, pero mejor. Menos relaciones, pero más reales. Menos distracciones, menos pensamientos innecesarios. Porque cuando te rodeas de lo que realmente importa, la vida se siente más clara, más ligera.
Minimalismo, al final, no es tener menos. Es darle valor a lo que de verdad suma.